Desventuras de dos viajeros
en peajes portugueses
No es ni será la
última vez que viajo por Portugal. En
ocasiones pasadas y en la que nos ocupa, resulta la entrada al país vecino lo
más complejo de tanta historia.
Peajes absurdos, histriónicos, carentes de sentido. Hace
ya algún tiempo escribí sobre tamaña
cuestión. Y fue en el libro LAs FRONTERAsIMPERFECTAs. Nada ha cambiado.
Tratan estos desasosiegos de la dificultad inmensa que
supone cruzar tan poca linde, frontera absurda.
Nadie pide papeles, documentos, que estamos en Casa.
Pero nuestros hermanos han desarrollado un sistema
complejísimo para sacarnos Euros o Escudos. Se han dejado dineros y materia
gris en perfeccionar un sistema de cobro para quien circula por sus carreteras
de pago. Y se han gastado en Lusitania una cifra montando unos arcos a lo
George Orwell, por aquello de tenernos absolutamente fiscalizados.
Así que con la moto a la inversa, la matrícula leída y el
ánimo ciertamente alterado, nos dispusimos a introducir “o cartão” en la
máquina infernal que nos miraba de la forma más aviesa que he visto. Inútil… No
sirven las tarjetas, cartões de
débito. Que o son de crédito o el aparato no arranca. Y da lo mismo la posición
de la motocicleta.
De esta guisa y con la colaboración exquisita de dos
agentes lusitanos, que sin pedírselo nos aclaran dos o tres conceptos, nos
cuentan que en la próxima gasolinera podemos comprar una tarjeta que nos
permita cruzar todos esos arcos fotovoltaicos sin acabar en un penal lisboeta.
Jamás encontramos la susodicha gasolinera.
Tampoco conseguimos la cochina tarjeta ni nada que se le
pareciese. A pesar de todo nadie nos ha pedido nada en los mil quinientos
kilómetros que llevamos recorridos.
Definitivamente pienso que nuestros amigos se han gastado
un pastizal en controles absurdos. Peajes que no sirven más que para hacerte
perder un tiempo precioso. Ellos sabrán…
Mientras, hemos recorrido preciosidades que salpican esta
Tierra. Y lo hemos hecho queriendo hacer las cosas por derecho. No ha sido
posible.
Y es que esos peajes imposibles me han hecho sentirme
como el Lute.
De gallinas robadas, no hablo…
Como siempre mi agradecimiento a:
BMW Ibérica, BMW Motorrad España, BMW Movilnorte Motorrad, TRIMOTOS, Autoservicio del Motorista, Parador de Ciudad Rodrigo, Restaurante La Veinte de Ciudad Rodrigo, Taberna la Andaluza de El Álamo Pousada de Mafra-Palácio dos Marqueses, Palácio Bussaco- Hotéis Almeida Alexandre y a todas las emisoras de radio, televisión y prensa
escrita, a BMW Riders.
Y cómo no, a mi Familia y a todos los que creen en mis
desvaríos…
Willy Sloe Gin