En
el siglo I a.de c. Átalo II, rey de Pérgamo, encomendó a buena parte de sus
ejércitos la misión de encontrar “el Cielo en la Tierra”. No tardaron en
situarlo en la región de Attaleia. Nombre que con el paso del tiempo, derivó
primero en Adalia y por fin en Antalya. Ya en el siglo pasado, Mustafá Kemal
Atatürk, padre de la Turquía moderna, definió esta región como “el lugar más
bello del mundo”.
No
extraña, sino por la distancia en el tiempo, que personajes tan dispares
coincidieran en su fascinación por Antalya.
Una
misma visión separada por más de veinte siglos.
Podría
haberse titulado este artículo: “Antalya.
La desconocida y sus dos estaciones.”
¿Desconocida?
Sí. Y es que cuando nos plantearon la posibilidad de realizar este viaje, pocos
supimos situar en el mapa esta bellísima provincia turca y a su capital.
Se
nos muestra ahora por ser la próxima sede de la Exposición Universal de 2016. (De
eso hablaremos más adelante…)
Antalya
es mucho más. Crisol de culturas, ciudad desordenada y maravillosa a un tiempo.
Pero si su centro, en algunas ocasiones resulta imposible por lo caótico, su
provincia siempre, resultará inolvidable por lo bello.
Dicen
del lugar que es único por vivir entre dos estaciones, tres primaveras y un
verano. Así la he conocido. Inmersa en una primavera perfecta. Sin sobresaltos,
sin ruidos, atrayente y cálida. Orgullosos andan sus habitantes por poder
disfrutar de, no menos, trescientos días de sol al año.
Y
como en aquel Reino Nazarí de nuestra Granada, veneran agua y jardines. No es
de extrañar pues, que junto con la infancia, sean vegetación y agua el motivo
temático de su Exposición próxima.
Allá
donde vayas es protagonista la Mar, el Agua en sus mil manifestaciones. Agua
que es madre y vida para sus impresionantes Jardines.
De
esta suerte te va embrujando el lugar a base de historia, belleza y agua. Sobre
todo Agua. No hubiera resultado desacertado por tanto titular estas letras como
“Antalya, entre sus dos estaciones y el
agua”. Quizá hubiera resultado más correcto.
Se
postula ahora toda la provincia frente al mundo. El Caribe de Europa y Asia
Menor, el Cannes Turco. Lo es de hecho. Antalya sólo quiere mostrarse. A mí se
me ha mostrado en estos días.
Sé
que muchos hablarán de estadísticas y datos. En mí, cuenta más escribir sobre
lo sentido como viajero. Como lo hizo Gerald Brenan al llegar a Granada.
Antalya, Granada… ciudades hermanas.
Escribió
Brenan “Al sur de Granada”. No aspiro yo a tanto, únicamente hacerles
partícipes de la magia y la paz encontradas en este lugar.
Al
hablar de magia, no tengo por menos que citar a otro viajero, a Fulcanelli.
Hace
tiempo leí su obra “El Misterio de las Catedrales”. En ellas se sentaba para
sentirlas, para vivirlas, para sobrecogerse con su misterio.
Entre
Fulcanelli y Brenan ando yo. Viajero ciertamente más modesto, pero viajero al
fin y al cabo.
Sobrecogido
con la historia, misterios, leyendas y maravillas de Antalya. (Jardines, agua,
catedrales y mezquitas, imperios y reinos nazaríes pasados…)
Todos
hermanos, todos una misma cosa.
Entre el Mito y
la Historia
Resultaría
imposible entender hoy día a Antalya sin bucear, siquiera mínimamente, en su
pasado. Será pues su historia, la que
nos posibilite mirar sin remilgo alguno, tamaña amalgama cultural. Mezcla
griega, licia, romana, bizantina, otomana…
Ciertamente
tiene esta provincia el privilegio de ser un destino turístico-cultural de
primer orden. Sin menosprecio de otros tipos de turismo sobradamente conocidos.
Arropada
al oeste por la Costa Licia y al este por Panfilia, se erige Antalya casi en el
centro geométrico de ambos enclaves.
Si
Licia, situada al sudoeste de Asia Menor, destacó por su fuerte proceso de
helenización, sus puertos y sus piratas, Panfilia lo fue por ser lugar de
encuentro multicultural y multiétnico. (No en vano su nombre, Panfilia. Del
griego “todas las razas”).
Siendo
recurrente la importancia del agua, no se puede por menos que nombrar los cuatro
puertos que se asoman al Mediterráneo. Puertos que fueron referentes en Asia
Menor desde la época licia. De occidente a oriente: Patara, Myra, Antalya y
Side. Cuatro ciudades helenizadas y al tiempo permeables a todo lo que llegaba
desde el Mediterráneo.
Se
convierte el puerto de Antalya en el 150 a. de c. en plaza estratégica y base
naval para el dominio del Egeo.
Dos
hechos acaecen en relativo poco tiempo, dotando a la zona de una personalidad e
idiosincrasia, que la distingue del resto de Oriente. Uno, el convertirse en
provincia romana en el año 133 a. de c. Otro, ya en siglo II de nuestra era, la
extensión del cristianismo por toda la región. Periodo de tiempo de gran
prosperidad que hace en lo social y lo cultural, una primera mezcla entre
formas de vida ciertamente distintas. Griegas, romanas y cristianas. Impronta
artística difícilmente encontrada en otros lugares más o menos próximos.
Tiempo
atrás los puertos de Patara y Myra fueron escala para Pablo de Tarso, San
Pablo, en su tercer y cuarto viaje. Viajes recogidos en Los Hechos de los
Apóstoles.
Y
el Imperio Romano dió paso al Imperio Romano de Oriente, al Imperio Bizantino,
a Bizancio.
Fue
éste, con su capital en Constantinopla (hoy Estambul), quien añade hasta el
principio del Renacimiento, nuevas costumbres y notables dosis en lo que a
manifestaciones artísticas se refiere.
Dada
su localización estratégica, se convierte Antalya en bastión del Cristianismo,
impidiendo el avance del Islam hacia Europa Occidental.
Será
ya en el siglo XV, año 1453, cuando turcos llegados de los Balcanes y del
Cáucaso pongan fin al Imperio Bizantino y así añadir nuevos elementos
culturales a tan privilegiado lugar.
Pero
cada pastel ha de tener su guinda como cada soneto culminar en su estrambote. Y
esta “coda” no es otra que la aparición o llegada, según quien mire, de los
Turcos Selyulidas. Turcos procedentes de Persia, Irak y Asia Menor, que entre
los siglos XIII y XIV causan no pocos estragos en las provincias árabes y
bizantinas de Anatolia.
Antepasados
directos de los turcos sudoccidentales de hoy; Turquía, Azerbayán y
Turkmenistán.
Antalya
se convierte en estos tiempos en una barrera para Europa frente a invasiones
mongolas de un lado, y de otro, en salvaguarda del mundo islámico frente a las
cruzadas cristianas de Europa.
Este
nuevo ingrediente, el Imperio Turco Otomano, configura un nuevo estado
multiétnico, multirracial y multicultural.
Esto
es lo que el viajero encontrará en Turquía en general y, de una manera muy
particular, en Antalya.
Así
se nos muestra:
Orgullosa
y permeable.
Rica
y afortunada.
Bella
y osmótica en todos los sentidos.
Y por fin, La Exposición de Antalya de 2016
“Flores y Niños”
No
creo equivocarme al afirmar que la Expo de 2016 es el eslabón que faltaba para
cerrar la cadena, para completar la historia de estas gentes.
Va
a suponer, (ya está suponiendo), una nueva transformación para la zona. Una
más. Como si Antalya no tuviera ya, suficientes ingredientes… Pero es que lo
auténtico está sujeto a un cambio constante. Y este lugar, así me lo han
mostrado, vive un cambio continuo, como aquel movimiento perpetuo que persiguió
Leonardo y murió sin encontrarlo. Aquel era imposible. El de Antalya,
ciertamente real.
Parecen
querer cuadrar el círculo y helos aquí, que están a punto de conseguirlo.
“Flores y Niños”
es
el lema con el que han bautizado el evento. Esta vez el Agua pasa de puntillas.
Presente y necesaria, sabedora de su protagonismo sin ser nombrada.
Madre
de todo.
Como
no podría ser de otra forma, quedarán para siempre las instalaciones en las que
están trabajando hoy día, y que se extienden a lo largo de 112 hectáreas.
Andan
construyendo una ciudad botánica, un auténtico vergel. De hecho, se exige con
muy buen criterio, que cada pabellón dedique como mínimo, el ochenta por ciento
de su superficie a jardines.
También
quedarán nuevas infraestructuras, como el tranvía que unirá Antalya con una de
las puertas que dará acceso al recinto. De este modo se descongestionará la
carretera que las une. Hoy carretera cercana a lo imposible por su tráfico.
Pero es que nada es perfecto y así debe ser, que como decían los griegos, “La
Perfección irrita a los Dioses”. Y Antalya anda cerca de enfadarlos a base de
rozar ese don que a tantos se nos escapa.
He
de manifestar mi sorpresa y malestar, al enterarme de que España no ha
confirmado aún su asistencia. Y va para dos años que nos invitaron… Tengo fe en
que quién tenga que tomar la decisión, recapacite y la tome cuanto antes.
Triste
es pensar que esperan a más de ocho millones de visitantes, cien países como
poco y que España anda todavía perdida en el limbo.
En
mi modestísimo nombre, pedir disculpas por lo que me toca.
Pocas
veces he sentido tan cerca la hospitalidad de un pueblo. Gentes sencillas y
cálidas que te reciben agasajándote con lo que tienen. No merece Turquía tamaña
descortesía.
Quisiera
regresar, ya con la Expo en marcha. Seguro que escribiría otro artículo
alabando el éxito de la misma.
Y
pasear entre olivos y pistachos a la espera de que algún niño, con un tulipán
en la mano, se acerque a regalármelo.
Así
son y así es Antalya.
Vayan
y asómbrense ante su belleza.
No
lo olvidarán jamás.
He andado muchos caminos,
he abierto muchas veredas;
he navegado en cien mares,
y atracado en cien riberas.
En todas partes he visto
caravanas de tristeza,
soberbios y melancólicos
borrachos de sombra negra,
y pedantones al paño
que miran, callan y piensan
que saben, porque no beben
en vino de las tabernas.
...
Antonio Machado
Mi sincero agradecimiento a:
Dekotours, Hotel Titanic Belek, Federación de Agencias de Viaje de Turquía, a todo el personal de la Exposición Antalya 2016 y especialmente al Vicegobernador de Antalya.
A todos, mi gratitud por haberme dado la posibilidad de conocer estas tierras.
Guillermo Ariza. Primavera de 2015.
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